miércoles, 7 de mayo de 2008
La religion y la politica, son el matrimonio perfecto en la prostitucion humana. (Abel Desestress)
Las obsesiones de Sadam en la cárcel
PAULA ROSAS CORRESPONSAL. EL CAIRO.
Temía contraer el sida en prisión, estaba obsesionado con la limpieza y, a pesar de estar siendo juzgado por crímenes contra la humanidad, aspiraba a volver a casarse y disfrutar de la paternidad de nuevo. Los diarios que escribió Sadam Husein en la cárcel, y que ayer publicó el diario «Al Hayat», muestran una faceta hasta ahora poco conocida del ex dictador, un hombre que gobernó con puño de hierro Irak, pero que dedicó parte de su tiempo en prisión a escribir poesía.
«Mi principal preocupación fue no contraer una enfermedad venérea, un sida, en este lugar», escribió el desaparecido dictador, que fue ejecutado en la horca en diciembre de 2003.
Sadam Husein fue siempre un hombre tremendamente preocupado por la higiene y la limpieza personal. A pesar de las imágenes que dieron la vuelta al mundo tras su captura, en las que se mostraba a un Sadam de aspecto desaliñado, con el pelo revuelto y la barba larga, el ex dictador vivió obsesionado en la cárcel con la limpieza.
Tal era su empeño, que él mismo lavaba su ropa en prisión, como demostraron unas humillantes imágenes publicadas por el diario británico «The Sun», donde se le veía en calzoncillos haciendo la colada. Por eso, cuando se enteró de que algunos soldados estadounidenses usaban el mismo tendedero que él para secar su ropa, el ex dictador temió contraer el virus VIH a través de las prendas.
En repetidas ocasiones, el defenestrado presidente pidió a los militares que dejaran de hacerlo. «Les expliqué que eran muy jóvenes y que podrían tener enfermedades de gente joven», escribió en sus diarios. Tampoco tiene desperdicio su impresión sobre las tropas estadounidenses en este respecto: «¿Qué pueden traer los americanos y otros invasores a este país además de enfermedades peligrosas?«.
Sadam Husein fue capturado ocho meses después de la invasión de Irak. Pasó tres años bajo custodia estadounidense en distintas bases militares, pero sobre todo en la cárcel bagdadí de Crooper, donde escribió los poemas y las páginas a las que ha tenido acceso «Al Hayat», y que se publican por primera vez. Los diarios están actualmente en posesión del ejército estadounidense, que confirmó que Sadam no tuvo muchas exigencias durante su estancia en prisión, «sólo pedía poder fumar puros habanos, poder vestir uniforme militar y comer patatas fritas».
El trauma de tener que pedir
Los diarios también muestran el trauma que supuso, para un hombre que lo tuvo todo, su paso por la cárcel. Según reveló él mismo, Sadam nunca tuvo que pedir nada en su vida. Por eso, cuando ya viejo y desde la soledad de su celda se resignó a pedir flores a los soldados americanos que lo custodiaban, el acto supuso para él un enorme esfuerzo. «Fue un enorme sacrificio para mi pedir algo por primera vez en mi vida, escribió.
Tampoco se resignó a no volver a casarse y tener hijos varones que llevaran su apellido durante su cautiverio. Sus dos hijos varones, Udai y Qusai, así como su nieto Mustafa, murieron en julio de 2003 en un ataque de las tropas estadounidenses en Mosul, donde se ocultaban. Sadam, que se casó dos veces, tuvo otras tres hijas, pero temía que su nombre no se perpetuase. «Que Alá conserve mi corazón y mi salud para ver a Irak victorioso y que sea fuerte para volverme a casar y tener dos hijos para llamarles Udai y Qusai y al tercero llamarle Mustafa», confesó el ex presidente a los médicos en la cárcel.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario